Acerca del amor en los veintes

02-mayo-2025


Hace un par de días me encontré con la realidad que, como generalmente pasa, la situación amorosa que había estado desarrollándose los últimos meses fue muy distinta en mi cabeza con lo que en realidad pasaba, al menos entre su cabeza y la mía. Desde un inicio sabía que no éramos las personas más compatibles o parecidas y conforme pasaba el tiempo, la brecha fue haciéndose más y más grande. ¿Qué era lo que me ataba a ese lugar? ¿Qué fue lo que me llevó una vez más a priorizar una idea (de aquello que podría ser) en lugar de encontrar espacios donde me sienta cómoda y amada?

Claro que ya sé la respuesta; he batallado toda la vida poniendo límites, a veces me gana la empatía -incluso demasiado por mi propio bien. También, es verdad que llevo quizás dos años y medio soltera, aunque hay un sinfín de historias que, por una u otra razón, no llegaron a nada. Sí, me siento frustrada.

Amo amar, amo compartir, me parece que hay pocas cosas tan increíbles como el acto de amar sin freno y construir todo un lenguaje y futuro con otra persona, dure lo que dure. Por supuesto que más de una vez al mes anhelo tener pareja, poder desmenuzar todos los misterios que habitan en el otro. Tampoco me malentiendan, me fascina estar sola y poder llevar mi vida a mi ritmo, no es que no sepa estarlo, simplemente una chava también busca un apapacho de vez en cuando. ¿Por qué llega a sentirse tan crucial que alguien te valide como pareja?

Esa misma frustración me ha llevado a que se sienta más personal y más como un fracaso cada vez que algo no funciona. Aunque esta vez se sintió un poco distinto…

Me rendí. Luego vivo mucho en mi cabeza y con situaciones amorosas, particularmente las que tienden a ser más ausentes, vuelven a mi cabeza una tómbola de recuerdos, buscando sacar frenéticamente uno a uno cada momento para hacerlos un poco más reales, no quiero soltarlos, porque si los suelto, ¿qué me queda, sino la memoria?

Algo en mí acabó de soltar todos esos anhelos, me rendí.

Me rendí pues si me aferro un segundo más, seguiré siendo como un niño con las cajas de formas, intentando meter un cuadrado donde va la estrella.

Entendí que no quiero voltear a mis veintes y ver que pasé esta década (tengo 24) enfocándome en un hombre-

¿Me querrá? ¿Con qué vato voy a salir ahora? ¿Qué pensará de mí? ¿Le hablará de mí a sus amistades? ¿Ahora sí funcionará? ¿Cómo le caería a mi familia? ¿Le gusto? YAAAAAA

Me siento bendecida con la vida que llevo, estoy rodeada de amor, un trabajo que me encanta, sueños que no caben ni esperan por poder materializarse y un eterno don que me permite maravillarme por el mundo y todos los pequeños milagros que se posibilitan con la vida. Todo eso me llena y me mueve día a día; pero sentía como una mancha cada que llegaba el recuerdo de todos los ‘‘fracasos’’ amorosos.

Hoy me rindo y suelto todo, he decidido amarme con todo lo que tengo y conocerme una vez más, invertir cada segundo en cumplir todos mis sueños, ya llegará alguien.

Hace unos días leí algo parecido a ‘‘no te he olvidado, simplemente ya no me esfuerzo en recordarte’’, de esas frases de tuiter que pueden ser medio pedorronas pero luego se nos quedan muy pegadas, y la he cargado últimamente.

Caminando siempre me encuentro.